Sinceramente no fue algo que planee en algún momento de la vida, ni una meta a seguir, fue algo que simplemente se dio.
Siendo una mujer chiquita pero que me considero que tengo bastante coraje para enfrentar muchas cosas por lo mismo, el ser pequeña te estereotipan y esto hace que tengas que sacar valor de donde solo hay mucho miedo o fuerzas donde no hay una sola pizca de ella, pero para romper esas etiquetas de “tu no puedes” “es peligroso, no te arriesgues” “no vas a poder con ello” “no es tan fácil y menos para alguien como tú”, entre mil millones de cosas que vivo día a día, hay que enfrentar miedos y agarrar fuerzas desde lo más fondo del alma.
Viajar solo te libera de todo lo que traes cargando, te enfrenta contigo mismo, que es uno de los miedos mas grandes de un ser humano, escuchar nuestros propios sentimientos, nuestros latidos, nuestras ansias y a veces nuestros sueños dormidos que no queremos pensar mucho en ellos. Para algunas personas suele ser algo sumamente difícil, enfrentarse con uno, con sus silencios y la cabeza llena de ruido, sus infiernos, su felicidad, su tristeza, son un sin fin de sentimientos tanto buenos y malos, depende como aprendas a manejarlos.
Viajar de esta manera te ayuda a quitarte miedos, tabús, etiquetas, ropa, piedras que vas cargando, te ayuda a soltarte, te sana el corazón y la mente, aprendes a apreciar la vida como nunca, logras ver cada detalle que pasa, desde el color de la arena y su textura, como cada color que te regala el cielo. Cada alimento que pruebas o simplemente cada calle que pasas es una experiencia nueva y lo mejor es que te atreves a hacerlo y a divertirte sin tener a un amigo, novio, familiar o vecino.
Yo aprendí a saborear mi soledad, esa palabra que todos tememos en realidad es el sentimiento más adictivo y maravilloso que puedes llegar a sentir si aprendes a valorarla.
Cuando yo viajo sola me llena de alegría el saber que cada cosa que estoy haciendo, la haya planeado o no, la estoy haciendo por mí, no por quedar bien ni por que alguien quiere hacer algo más, simplemente descubro nuevos horizontes y veo hasta donde quiero y puedo llegar. Me enorgullece hacerlo por que se que es un acto de valentía, porque a veces muero de miedo y aun así lo hago.
En ocasiones, te topas con gente que le da lastima verte sola, pero me creo una persona autosuficiente y plena que disfruta una cena sola con una copa de vino, que hasta ríe de sus propias locuras y que sonríe cada que ve algo nuevo y se dice a si misma “No puedo creer que este aquí haciendo esto” incluso a mi me enorgullece y me llena de poder el decir “vengo sola” por que he notado que hasta me atienden mejor y es un símbolo de respeto.
Mis viajes empezaron por que nadie se daba el tiempo de acompañarme y yo en ese entonces cargaba con un corazón roto y necesitaba llenar ese vacío con algo más y me rete a mi misma a ser aun MÁS independiente y atreverme a conocer el mundo bajo mi propio pie, mis propios medios y mi propio tiempo.
Nosotros no sabemos cuanto tiempo estemos en este mundo y no podemos esperar a que alguien se decida acompañarnos en alguna aventura, somos personas autosuficientes que podemos ir a todos lados sin necesidad de tener a alguien más.
Tememos al “que dirán” “¿Que voy a hacer solo? que aburrido”, ¡BASTA de eso!, por que sentir lastima por alguien que va solo a cenar, que se pone su mejor atuendo para el mismo, aquella persona que va caminando por la playa mirando el horizonte, aquella que vemos en un bar con una cerveza. Todas las personas somos un mundo, pero si todas nos atreviéramos a escucharnos y a que no nos diera miedo la soledad, no estaríamos con gente solo por ESTAR, quizá existirían menos divorcios, menos corazones rotos, sabríamos perfecto que es lo que queremos y que no, nuestra cabeza haría ruido y sabríamos escucharla. En cambio, juzgamos a alguien si viaja sola, nos preguntamos quien le paga ese viaje, pero no nos preguntamos que siente al estar frente al monumento más emblemático o ante la playa más hermosa que jamás haya visto. Cada persona tiene una manera distinta de reaccionar ante cosas que vemos o estamos viviendo, quizá yo si estoy frente a Hierve el Agua, Oaxaca no puedo creer estar pisando ese lugar, verla, contemplarla, pensar que alguna vez lo vi en una foto y creí inalcanzable ese momento, suspiro, quizá se me salga una lagrima de felicidad y roce mi mano con las piedras para sentir que eso que estoy viviendo es real y tal vez tu reaccionarias distinto “que chido, ¿foto y nos vamos?”. Es por eso que viajar sola me ha llenado tanto que a veces viajar hasta con amigas siento que me ahogo y que no puedo disfrutar alguna cosa por más insignificante que sea.
Soledad es la palabra a la que le tememos todos, incluso aun le temo un poco, pero aprendí a amarla enloquecidamente, con sus pros y contras y descubrí más cosas buenas en ella que jamás imaginé.
Viajar solo es encontrarse con uno mismo, atreverte a hacer amigos distintos, a calmar tu mente, a llorar cuando sea necesario sin que nadie te juzgue, a soltar lo que lleves cargando, apreciar la vida, Tu vida, como nunca jamás lo hiciste, y eso, es lo más malditamente adictivo que existe!.
Anacaren Gutiérez F.
Nadie se daba en tiempo de acompañarte y corazón roto. Que valoro quisiera ser la mitad de valiente de lo que tu eres no sabes cuántas veces ha pasado por lo cabeza el soltar todo. Felicidades por lo que has echo hasta hoy y un fuerte abrazo y buenos deseos desde tijuana.